Retinopatía diabética: causas y tratamientos para proteger la visión.

La retinopatía diabética es una de las principales complicaciones visuales relacionadas con la diabetes y una causa frecuente de ceguera en adultos. Este trastorno ocurre cuando los niveles elevados de azúcar en sangre dañan los pequeños vasos sanguíneos de la retina, el tejido sensible a la luz ubicado en la parte posterior del ojo.

«Retinopatía diabética: cómo prevenir y tratar este daño ocular asociado a la diabetes»

Causas principales

El daño a los vasos retinianos se desarrolla progresivamente. En las etapas iniciales, conocida como retinopatía no proliferativa, los vasos debilitados pueden formar microaneurismas y filtraciones de líquidos o sangre. En etapas avanzadas, conocida como retinopatía proliferativa, el organismo intenta compensar este daño creando nuevos vasos sanguíneos, pero estos son frágiles y propensos a sangrar, aumentando el riesgo de desprendimiento de retina o glaucoma.

Los factores que incrementan el riesgo incluyen un mal control de los niveles de glucosa, hipertensión arterial, colesterol elevado y la duración de la diabetes.

Opciones de tratamiento.

Detectar la retinopatía a tiempo es crucial para prevenir la pérdida de visión. La clave está en las revisiones regulares con un oftalmólogo, especialmente para personas con diabetes tipo 1 o tipo 2.

Entre los tratamientos más efectivos se encuentran:

  1. Control metabólico: Mantener niveles adecuados de glucosa, presión arterial y lípidos es la primera línea de defensa.
  2. Fotocoagulación con láser: Utilizado para sellar fugas en los vasos y prevenir la formación de nuevos.
  3. Inyecciones intraoculares: Medicamentos como anti-VEGF o corticosteroides pueden reducir la inflamación y frenar la formación de vasos anormales.
  4. Cirugía vítreo-retiniana: Indicada en casos severos donde el humor vítreo está invadido por sangre o tejido cicatricial.

La prevención sigue siendo la mejor herramienta: llevar un control médico riguroso, adoptar una dieta saludable y realizar actividad física puede marcar la diferencia en la salud ocular y general.